
NATALIA GUAZA
Lleva el teatro en el corazón. Sus personajes son ya parte de ella. Natalia estudia Comunicación Audiovisual y nos cuenta sobre su pasión: actuar.
¿Actúas desde pequeña ?
Sí. Mis padres me apuntaron a teatro cuando tenía nueve, pero solamente hice teatro durante dos años. Me inspiró a hacerlo la película de Moulan Rouge. La protagonista Satine decía que siempre había querido ser actriz, y es la primera película que recuerdo que me fascina no solo para entretenerme sino como película. Recuerdo que me gustaó la estética y la banda sonara. Fue la primera película en la que fui consciente de que eso era cine. Yo quería ser como Satine, así que le pedí a mis padres que me apuntaran porque quería ser actriz. Aún así eso ya no es a lo que me quiero dedicar… Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de lo que realmente quiero hacer y eso es estar detrás de las cámaras, detrás del escenario, aunque actuar me parezca muy divertido y un buen ejercicio personal.
¿Cuál fue tu experiencia en el musical de Peter Pan?
Fue una experiencia genial, me lo pasé muy bien. Me gustó muchísimo, la verdad, no sabía que en la universidad se hacían obras de teatro y musicales, me enteré el año pasado y me da mucha pena que este año no se haga otro musical porque la experiencia es alucinante. Conoces a un montón de gente, es trabajoso, sobre todo cuando se acerca el momento de las representaciones, que tienes ensayo cada día, te quedas sin la hora de comer… Clases por la mañana, ensayo a medio día, clase por la tarde, llegas a casa y estas muerta, pero al final todo eso merece la pena. Es genial, tiene todo lo que me gusta: tiene el teatro, tiene la música, tiene el baile y la gente fue genial. Realmente haces, como decimos en catalán, “piña”. Además, pude ayudar a maquillar con una maquiladora profesional, y eso siempre se agradece, porque es una de las cosas que más me gusta y más interesante me parece.
¿Has estado en más producciones teatrales?
Sí, cuando hacía teatro cada año se hacía una representación. Como hice dos años estuve en dos. Era muy interesante porque la historia la escribía la profesora pero el grupo de teatro decidía de qué iba a ir la obra. De hecho, la primera que hicimos era Hotel Rouge, inspirado en Moulan Rouge, y yo hice el cartel de la obra de teatro, inspirado en el arte de la película. La segunda que hicimos iba sobre un circo y estaba inspirado en Cabaret, de hecho tenía un número musical inspirado en la canción de Welcome to Cabaret. Luego he hecho más representaciones, no producciones teatrales pero sí de la escuela de música y de la escuela de ballet.
Estuve en EEEUU un año, y allí descubrí lo mucho que me gusta el backstage. En el colegio en el que yo estaba se hacía una obra de teatro cada año, un musical en invierno y en primavera había un festival de todo tipo de artes escénicas. En la obra de otoño yo estuve ayudando a montar el escenario, con vestuario, con cualquier cosa que necesitasen, decoración, hacer los sets que eran de madera, pintarlos. Aprendí iluminación, sonido, y en el musical de invierno hice las audiciones y me cogieron, así que forme parte del coro y cuerpo de baile,siendo la segunda bailarina aunque los roles no eran muy definidos: todos hacíamos más o menos lo mismo. Yo tenía más bailes y era más comodín que otros del cuerpo de baile. Básicamente, me sabía todos los bailes por si alguien tenía alguna duda y la profesora o la primera bailarina estaban ocupadas. Fue muy interesante, descubrí que me encantaba todo aquello. Tenía un pequeño papel secundario en el último acto de la obra, y fue divertidísimo. La familia con la que estaba, la hija, era la que se encargaba de todo el vestuario, y es por ella por lo que me metí en la obra de teatro de otoño. En el festival de artes escénicas una compañera de clase de baile (porque la teníamos como asignatura optativa) me pidió que si podía bailar en una pieza que estaba coreografiando, y necesitaba una bailarina de ballet clásico que supiese bailar en punta aunque fuese muy básico, porque la verdad mi nivel no es profesional para nada. Ahí bailé en esa pieza que combinaba hiphop, claqué y ballet, y era muy interesante.
¿Qué sientes cuando sales al escenario?
Justo antes del momento de salir estoy muerta de miedo. Me provoca muchísima ansiedad, ya sea hablar en público, entrar tarde a una clase con mucha gente que te mira o tocar el piano, lo que sea, pero por algún motivo, actuar es diferente, y bailar creo que también. Antes de hacerlo estoy nerviosísima, pero justo en el momento en el que salgo soy otra persona. No considero que yo sea una actriz genial, ni mucho menos, pero sí que creo que consigo meterme dentro de ese espacio mental en el que eres el personaje. Al final, los nervios son antes de la primera aparición, pero luego se pasan y disfruto. No sé si es la adrenalina pero me lo paso estupendamente y eso es lo importante, divertirse y hacer lo mejor que puedes, creando una obra en conjunto con los demás. Esa sensación de crear arte con otros personas: que lo que tú haces, y lo que otro hace conecte y cree algo bonito es una sensación indescriptible, ya sea en una obra de teatro, coreografía, cantando en un coro o lo que sea.
¿Qué otros hobbies tienes?
Tengo muchos. Me gusta la música, toco el piano, me gusta también bailar, maquillar, dibujar, la fotografía, el cine, escribir… No sé, tengo muchas. Creo que es bueno tener más de un hobby o más de una pasión. Estar siempre abierto a descubrir más, porque mantener la mente abierta ayuda a ampliar tus horizontes. Es interesante descubrir cosas nuevas, y nunca sabes qué te vas a encontrar y si hay algo que te puede gustar más.
¿Te dedicas alguna otra cosa actualmente?
Ahora mismo no, pero hice ballet durante diez años. Música también durante muchos, he perdido la cuenta… Empecé con cuatro años y hasta los dieciocho. De hecho, tengo el título de grado profesional de música por el Liceo de Barcelona con especialidad piano, así que en cuanto a artes escénicas hago otras cosas, pero actualmente desde que entré en la universidad no porque quise centrarme más en los estudios. Quizá por eso me gustó tanto el musical del año pasado, porque realmente lo hecho mucho de menos.
¿Cómo definirías lo que haces?
¡Amateur total!, lo mejor que puedo. Me lo tomo muy en serio, por supuesto, todo requiere un nivel de compromiso, pero es más una distracción o un añadido más que no algo que sea mi única pasión. No es tampoco lo que mejor se me da del mundo, ¡no nos vamos a engañar! Creo que soy bastante normaliza en ese aspecto, pero igual es el hecho de que se hacer bastantes cosas, aunque no sea la mejor en todas, también me da valor. Yo creo que no hay que ser lo mejor en todo, sino lo mejor que tú puedes ser.
¿Has recibido algún premio?
Si, pero no de artes escénicas ni nada parecido. Recibí un premio de pintura, cuando era pequeña. Era un concurso que se celebraba en San Jiu de Iubregat, la ciudad de las rosas, y cada año se hace un concurso de las fiestas sobre rosas y yo dibujé una y me dieron un premio, y me regalaron una caja de pinturas. Luego he ganado en un par de ocasiones premios de escritura. En mi colegio, en tercero de primaria, gané uno y me regalaron un libro y en sexto, en mi segundo colegio, gané el primer premio de otro y me regalaron un libro y una rosa porque era san Jordi. Pero de artes escénicas o baile masica o teatro no, nunca me han dado ningún premio, y entrevistarme sí, técnicamente sí. Cuando estuve en EEUU una entrevista general para conocerme, ya que era la única estudiante de intercambio del instituto y el año pasado, antes de las audiciones del musical, mientras estábamos fuera preparándonos, leyendo los monólogos que teníamos que preparar para la audición, que nos los dieron en el momento, unos alumnos de la una estaban allí y me hicieron una entrevista a mí y a Dani Gonzalo, que hizo de Garfio en el musical de Peter Pan.
¿Tienes alguna anécdota?
Como maquilladora, ¡los chicos se quejan muchísimo! Acercas una esponja con maquillaje a su cara y se asustan. Cuando tienes que hacerles la raya del ojo, aquello es una batalla campal, porque parpadean, se mueven, arrugan los ojos, los aprietan, es un horror. Aunque las chicas tengan nociones básicas de maquillaje, es muy diferente maquillarse para una película o escenario, donde vas a tener unos focos que te van a grabar el color de la cara. Siempre es un fastidio cuando las chicas, con toda la buena intención del mundo vienen con parte del maquillaje puesto, y es un color completamente erróneo para el escenario, ¡y las tengo que volver a maquillar!
Toda la experiencia en general es una gran anécdota, es una historia. Como actriz en EEEUU teníamos una cosa llamada “Teckwick”, conectábamos toda la cosa artística (actores y cuerpo de baile) con el escenario, los decorados, el vestuario, sonido, luces, llevábamos micros. Todo eso duraba una semana y era una semana desde las 8 de la mañana que empezaban las clases hasta las 11, sin ningún momento de tiempo libre, estar todo el rato ensayando, apenas tiempo para comer, desayunábamos, comíamos y cenábamos en el colegio, ¡incluso dormíamos allí! Al final acabamos llevando cojines y mantas, los pusimos en la sala de teatro y cuando teníamos un momento libre íbamos a echarnos la siesta. La sala de teatro era la sala de dormir, y me acuerdo un punto en el que estaba tan exhausta que hablaba en todos los idiomas que conozco, no conseguía hablar solo en inglés. Se ve que lo hacía sin darme cuenta, empezaba en inglés, y seguía en castellano, catalán o incluso alemán.
Actuando he presenciado cosas horribles, como la rotura del escenario por parte de mis compañeros, pero yo, por suerte, no he roto nada… En el musical del año pasado a Michael, que saltaba en unos cubos, rompió uno en medio de la presentación, eso fue bastante divertido, y a mí ¡casi me da algo en el escenario!